30/7/09

* Prólogo- Hitzaurrea


"Bilbao Bilbao", la revista musical, nació el siglo pasado, de la mano de Karraka y la Otxoa- Nació al año siguiente de las últimas inundaciones, en el 84, cuando ganaba el Athleti, y en pleno auge de las democráticas Comisiones Populares de Fiestas. Era una revista musical canalla, asilvestrada. Hoy 25 años más tarde vuelve a serlo, casi con sus mismos artífices, con sus mismas canciones, con su misma y afinada ironía. Su olor a kalimotxo y a txozna han adquirido el buqué perfecto con el paso del tiempo. Vuelven los lindos Don Diego López de Haro, los Urrakos funda-ciudades, andereños suicidas, guerras de banderas, bomberos euskaldunberris, la ría transexual, asoma también el "Bilbao Moderno" (el nuevo Bilbao como Logo Mercantil). Un espectáculo que como dice su presentadora "No solo habla de Bilbao, habla de los bilbainos, por lo que está garantizada la más conmovedora txotxolez". Género sicalíptico. Memoria . Bilbao en un grafitti teatral.

"Bilbao Bilbao" errebista musikala joan den mendean jaio zen, Karraka eta la Otxoaren eskutik. Bilboko azken uholdeak gertatu eta hurrengo urtean zortu zen, 84an, Athletic-ek irabazten zuen garaian eta Festa Batzorde Herrikoiak indar betean zeudenean. Errebista musikal alproja zen, basatia. Gaur, 25 urte geroago, modu berean datorkigu, ia egile berberen eskutik, ironia karrankari berberarekin. Kalimotxo eta txosna usainari esker bouquet bikaina lortu du urteak iragan ondoren. Berriro itzuliko dira Don Diego López de Haro, Urrako hiri-fundatzaileak, andereño suizidak, bandera gerrak, su-hiltzaile euskaldun berriak, itsasadar transexuala, eta "Bilbo Modernoaren" ukituak (Bilbo berria Merkataritza Logo bezala). Aurkezleak dioen bezala, ikuskizun honek "ez du Bilboz bakarrik hitz egiten, bilbotarrez ere bai, eta horregatik, ziur txotxolokeria hunkigarria izango dela". Genero sikaliptikoa. Memoria. Bilbo, antzerki grafitti batean.

* Fitxa artistikoa






















Actores y actrices- Antzezleak


Jose Antonio Nielfa LA OTXOA

Itziar Lazkano LA RIA DE BILBAO

Loli Astoreka “La Vedette de Bernagoitia”

Esther Velasco “Carismática strombolista de Abadiano”

Gurutze Beitia “Emergente estrella polivalente”

Gorka Aguinagalde “Genial caricato alavés”

Felipe Loza “Primer galán psico-dramático”

Ramón Ibarra “Segundo galán, sin desmerecer”

Nati Ortiz de Zárate “Temperamental todoterreno de Labayru”

Eduardo Gaviña (Yogurinha) “Exótica transformer”

Yolanda Martínez “La burgalesa fatal”


Bailarinas- Dantzariak


Begoña Krego

Inés Uriarte

Ikerne Goikoetxea

Carmen Vera

María Martín

Sonia Reoyo

Judith González

Zuri Bolaños


Música en directo- Musika Zuzenean


Dirección musical- Musika zuzendaritza

Fran Lasuen

Músicos- Musikariak

Piano José Luis Canal

Batería Arturo García

Bajo/ Guitarra David Nanclares

Trompeta Rubén Salvador

Saxo tenor/ Clarinete Joe González

Trombón Asier Ituarte



Dirección- Zuzendaritza: Ramón Barea

Dirección Musical- Musika Zuzendaritza: Fran Lasuen

Escenografía- Eszenografia: BERRIZTU, basado en la idea original de Txekun López Aberasturi

Coreografía- Koreografia: Begoña Krego

Ayudante de coreografía- Koreografoaren laguntzailea: Inés Uriarte

Iluminación- Argiketa: Miguel Angel Camacho

Ayudantes de dirección- Zuzendariaren laguntzaileak: Arantza Goikoetxea y Nagore Navarro

Vestuario- Jantziak: Iban López




En la aventura de 1984 también estuvieron:

Alex Angulo, César Saratxu, Isabel Setién, Oscar Grijalba (Ritxi), Erramun Landa,Eukene Tejada, Eduardo Lara, Javi Gumiel, Pedro Mari Hoyuelos, Javi Urréjola, Merche Gómez Cruzado, Javi Ubierna, Juan Carlos Eguillor, Pepe Etxebarrieta… y mucha más gente que contribuyó de diferentes maneras a que "Bilbao, Bilbao" fuera posible por primera vez.










26/7/09

* La prensa dijo...- Prentsak esan zuen...






















EL PUBLICO (Revista teatral) septiembre 1984

LA TREGUA, LA TREGUA

«BILBAO, BILBAO» DESDRAMATIZAR UN HOSCO PAISAJE

Más de diez mil espectadores habrán pasado, cuando este número esté en la calle, por el Teatro Albéniz de Bilbao, donde el grupo Karraka y el popular transformista la Otxoa, cuenta en clave de revista autóctona y pornomusical la historia fundacional de la ciudad. Un espectáculo que bordea el riesgo hasta conseguir una insólita tregua desmitificadora

ESTEBAN TORRES

"Hay algo extraño entre ustedes y yo", le dice al publico la Ría, uno de los personajes centrales de Bilbao, Bilbao. Algo extraño entre los bilbaínos y la Ría. ¿Saben que es?... El marchoso público no sabe o hace que no sabe y sigue nadando la Ría: "Prácticamente todos los bilbaínos en algún momento de su vida han tenido un Sueño en el que aparezco. Ustedes en su imaginación, me han abrazado nadando o han buceado dentro de mi, otros mas intrépidos han pasado pisándome como una alfombra sin hundirse, otros han estado a punto de ahogarse conmigo. Pero, no nos pongamos libidinosos".

La Ría es el personaje central de Bilbao Bilbao. Es la vedette —es la vedette y servirá de enlace entre los diversos números musicales y de verso— Aparte de su disquisición freudo-chirene, en Bilbao Bilbao se cumplen todos los requisitos del género sicalíptico: lamé y lencería mas o menos fina, alegría y buen humor, frufrú y tracatá y un cachondeo no siempre dominado que impregna el popular género teatral. Señoras y señores bajo el cielo color panza de burro que cubre esta ciudad ¡la revista!, y por si fuera poco ¡la revista autóctona!

ZARABANDA EN LA CIUDAD

El grupo de teatro Karraka y el popularísimo transformista la Otxoa, naturales y vecinos de Bilbao todos ellos, han ofrecido un espectáculo de ocasión a su pueblo con motivo de las fiestas de agosto. Bilbao, Bilbao es un pornomusical con el que estos osados faranduleros han venteado lo más recóndito de la sotana de esta ciudad levítica. En parte porque esta ciudad levitíca rechina hasta los tuétanos en cuanto se menta su nombre en vano.

Llenos absolutos en el Albéniz, la sala estable de teatro que patrocinan entidades locales y gobierno vasco. En la breve y lánguida historia del teatrillo no se conocía cosa parecida. Mas de diez mil espectadores habrán pasado cuando en la primera semana de septiembre echen la cortina por última vez. Las emisoras locales, en especial las de FM, machacaron los temas centrales. Bilbao, Bilbao, la melodía que da nombre al producto y otras más ocurrentes aun; "Yo quiero ser ertzaina", "Pasodoble abertzale". junto a creaciones personales del super-vedette Otxoa: "Libérate", por ejemplo. El reperto­rio fue hábilmente distribuido en antros y "txosnak" —los tingladillos de la fiesta. Entretanto Otxoa y Karraka hacían su campaña de promoción en prensa, radio y televisión. Otxoa se fotografiaba vestido de Don Diego López de Haro fundador de la villa aunque con mas pluma que el autentico que era analfabeto según cuenta la Historia. Cesarito, Alex y la señorita Setien —de Karraka— emitían sesudas opi­niones sobre el evento, y las cinco garridas Poxpolin-Girls del cuerpo de baile, ensayaban imposibles simetrías haciendo filigranas aritméticas para conseguir que un numero impar de elementos llegaran a componer un numero exacto de parejas danzantes.

Carteles, apariciones públicas, pegatinas que rezaban "Bilbao, capital del vicio" con evidente fanfarronería bochera, la musiquita sonando hasta en un diario hablado de Radio Nacional (21-8-84), eran el prologo inusual a un espectáculo que, lógicamente dado su género, traería cola.

El despliegue atrae a un publico variopinto. Un guisado de teatreros, amas de casa, contertulios de café, posmodernos y gentes de la tercera edad, punkis y clérigos que ya no se consideran ligados a la pastoral de aquel obispo de Bilbao que les prohibió asistir a espectáculos profanos allá por los sesenta, intelectuales y periodistas. Acude incluso "El País" y "Euskal Telebista". Un acontecimiento. La crónica social de la "soirée" del debut reseña la presencia de celebridades desde Pedro Olea al Premio Nacional de Literatura, Luis de Castresana. Desde altos funcionarios municipales, hasta el mismísimo gobernador civil de la provincia: la guerra de las banderas tuvo una tregua insólita. Era el triunfo de un "marketing" multidisciplinar e interclasista, el resultado de la gestión de unos "show-bussinessmen" despendolados hasta perder la brújula. Espléndido.

ARRIBA EL TELÓN

Falsos maceros municipales solemnizan la función. Pelucón, faldones, calzas, medias blancas y zapatillas de fina cabritilla. Don Diego López de Haro baja del monumento y funda Bilbao en siete jornadas de acuerdo con las normas que orientan las grandes fundaciones. Funda la Ria, la polución, y hasta La Palanca, considerado uno de los barrios chinos más serios, cumplidos y formales del mundo desde el punto de vista profesional. Sale el coro de banqueros vestidos de oscuro y van plantando en una maqueta que se ha montado Don Diego todo los bancos que vienen en la guía de teléfonos: se consiguen indecibles efectos de rima y ritmo. Pero los bancarios se quitan la corbata y no eran banqueros sino curas de alzacuello y con la misma diarrea fundacional: fundan todas las iglesias de la lista con igual brillantez poética. Las Poxpolin Girls han hecho inenarrables despliegues y repliegues vestidas de hilanderas. El anacronismo, el disparate, el humor loco, el sentido critico, van a ir tomando posesión del acto Es sólo el principio.

Luego la Ria irá introduciendo los números "de verso": EI crimen de Belosticalle, un truculento episodio de amores prohibidos en el Bilbao de toda la vida; el caso de la pareja frígida que se estimula con ensoñaciones eróticas cuyo protagonista es el Atlético de Bilbao; una historia de cine negro ambientada en el Bocho con aromas de la película Kasablanka; el intento de suicidio de una profesora de ikastola que no podía practicar el idioma, felizmente rescatada de las alas de La Unión y el Fénix por el heroico bombero Etxániz que hoy dia tiene calle en Bilbao. Las Poxpolin Girls no paran. Otxoa intercala sus números lujosos con desparpajo, se mueve entre la gente, improvisa...

Hay un guiño constante. El público responde. El espectáculo es muy bilbaíno, muy localista. Hay momentos de gran eficacia, y se pasa bien.

MUCHO PRESUNTO

Si se buscan responsables, la autoría de los hechos está muy repartida. Bilbao. Bilbao ha sido un proyecto muy escotado. La Otxoa, que ha aportado sus genialidades y su gancho popular; Karraka en lo teatral, uno de los pocos grupos que se atreven con encargos de urgencia sin perder la figura y también con su propio publico y con actores conocidos; varios letristas y guionistas —entre ellos. Juan Carlos Eguillor, autor del "Pasodoble abertzale"; música de un miembro de Oskorri, uno de los nombres punteros de la nueva música vasca; instrumentistas, técnicos de Gain, el ballet de Begoña Crego, la dirección de Ramón Barea, de Karraka... una tupida red de creativos de la ciudad, de gentes del espectáculo, para hacerse una fiesta y com­partirla en el teatro.

La combinación fundamental. Otxoa/Karraka, unía dos públicos con muchos elementos comunes —juventud, humor, cierto sesgo ácrata...— que seguramente han limado las esquinas que podía ofrecer un espectáculo siempre en la maroma del funámbulo. Lo que un funcionario municipal calificaba de "carencia de subtexto", era quizá prudencia y deseo de desdramatizar el rostro hosco de una ciudad dura y endurecida, en la que las mismas fiestas han estado llenas de presagios de incomprensión y malhumor.

DOBLE SALTO MORTAL

Sale un antidisturbios en traje de combate. Llega la manifestación a su altura por el otro lado del escenario. El cantable no admite duda:

"Un niño de la ikastola / perdió su kaiku azul, un ertzaina fue hasta Roma / y alli estaba en un baúl / El alcalde de mi pueblo / tiene mucha ilustración / y ha pedido que la ertzaina / corte la concentración. / Yo quiero ser ertzaina , de azul y rojo vestir / tomar parte en las hazañas, de la histeria del pais ./ ¡Como luce nuestra ertzaina'. Es madera del país / pino, roble, tilo, haya, / dan calor con frenesí"

El antidisturbios se mosquea. No tiene la presencia de ánimo de los que están en la calle bilbaína ese mismo día. Los manifestantes de pega hierven de felicidad ante la "madera" del país, que sale a escena. El estribillo repite "Ertzaina, disuélveme tu, disuélveme tu di-suél-ve-me-tuuuú" Y asi sucede, en efecto La policía autonómica, que ya se ha estrenado de verdad en estos rudos menesteres tiene asi reconocimiento publico en tan bufo homenaje.

Otro salto mortal: dos familias en el balcón de sus casas izan dos banderas con devoción. A la izquierda, los de la bandera roja. A la derecha, unos abertzales de zarzuela. A la derecha una especie de prueba para el "casting" de "El caserío,"de Guridi. A la izquierda, la Feria de Abril pensada por un esquimal. Izquierda y derecha, de balcón a balcón, inician un rifirrafe vecinal lleno de grotesca bondad.

El espectáculo bordea constantemente el riesgo. La habilidad de sus autores ha podido estar en su capacidad para desdramatizar las cosas. A la vez en esta ciudad en la que se pierde el culo por la gravedad y el fasto, la presencia de unos cómicos —que ademas son chicos de aquí— haciéndole butifarras al espíritu de solemnidad es un acontecimiento reseñable no solo desde el punto de vista teatral, sino desde un punto de vista sociológico. Lo despeluchado del espectáculo su voluntario resplandor de pacotilla, su parodia del género mas tramposo de toda la historia de las bambalinas no son sino el éxito de las pretensiones iniciales de Bilbao, Bilbao hacer una humorada laxante. Para que todo cuadre, alguna crítica de la ciudad afeaba a los artistas por adolecer de brillantes, y titulaba sin vergüen­za: "El pozo negro de Bilbao".

Llenos absolutos en una campaña teatral veraniega que las empresas de la ciudad han considerado "mediana" con respecto a años anteriores. Hasta el momento de redactar estas lineas, ni una observación pública —sobre todo en lo político— en cuanto a los contenidos. Es posible que en Bilbao se le hayan dado mas vueltas a la liga que asomaba debajo de los sobrios paños de las neskas hilanderas (de quienes antaño se pude sospechar que no tenían piernas) o a los desmadres liosos de la Otxoa, solo ante el peligro del machismo local, que al espumeo lúdico de los textos

Quiza en esa misma liviandad este el mérito mayor, y la mayor tibieza de Bilbao Bilbao. Con todo, ahí queda eso. O así.



El público aplaude y la crítica desaprueba 'Bilbao, Bilbao', la primera comedia musical "enteramente vasca"

TONIA ETXARRI, - Bilbao - 23/08/1984 EL PAIS

La comedia musical Bilbao, Bilbao, que estrenaron el grupo teatral Karraka y el cupletista transformista Otxoa el pasado día 19, está cosechando tantos triunfos que resulta difícil conseguir una localidad durante la celebración de la Aste Nagusia (Semana Grande) de Bilbao. La expectación suscitada en el público no coincide con la sentencia de los críticos más puristas, que han destacado las ausencias técnicas de la obra. La utilización excesiva del sonido grabado previamente, la escasez de medios escenográficos y las encorsetadas formas de expresión de algunos personajes son los fallos observados por un público que, a pesar del ello, se congratula de que Bilbao tenga en cartelera su primera comedia musical "enteramente vasca".

El teatro de la capital vizcaína se ha vestido de revista de la mano de la compañía teatral Karraka, que, junto a la Otxoa ofrece una historia muy especial de la ciudad en donde todos los tópicos aparecen tratados en tono desmitificador y satírico.Las banderas, el euskera, la intervención de la Policía Nacional y la Ertzaina, los problemas sexuales de las parejas de Bilbao-de-toda-la-vida, la conspiración de un grupo de parados, el Athlétic erotic, los punks en los suburbios de Bilbao la nuit y el personaje de la ría que al final de la obra se libera de su mugriento úniforme para dar paso a un estilizado cuerpo femenino limpio y ataviado de brillantes son los principales sketchs de la obra.

El primer flash del espectáculo, aparte de la chirriante voz de la actriz que encarna el personaje de la ría, es el baile de las neskas. Las chicas, que mueven hombros y caderas a ritmo de samba en la interpretación de ese Bilbao "psicótico, neurótico, erótico y nostálgico", consiguen sorprender al público acostumbrado al recato de las bailarinas vascas, que mueven discretamente su cuerpo al son del txistu y tamboril- cuando muestran, bajo sus gruesas faldas de paño, una liga negra en el muslo.

El personaje de la ría narra la historia de la ciudad mientras suena un viejo organillo que va expulsando pausadamente de su caja las notas más características de la canción Desde Santurce a Bilbao.

La aparición de don Diego López de Haro, encarnado por Otxoa, como fundador de la ciudad -"el primer mariquita que tuvo Bilbao", apuntaría su intérprete-, consigue trastocar los valores inapelables de tan gallardo caballero. Así, entre edificios, bancos e instituciones religiosas don Diego funda su Bilbao, Bilbao.

La desmitificación se logra incluso en temas espinosos, como el de las diferentes banderas o las diversas intervenciones policiales. Merced a la sutileza del colectivo Karraka, la pelea entre una familia vasca, con ikurriña, y unos emigrantes, con bandera roja, está presentada con el desaire suficiente para conseguir, acaso porque la disputa no se centra entre la bandera española y la ikurriña, que el respetable estalle en carcajadas. Especial habilidad tienen los miembros de la compañía al presentar a un policía nacional, solo ante el peligro, en el escenario. Con su fusil apropiado para lanzar botes de humo mantuvo la tensión del público, que en algunos momentos de silencio en escena comentaba desde el patio de butacas: "No será de verdad, ¿no?". La tensión se rompe cuando unos manifestantes -puestos en escena, claro está- se ríen del aspecto del policía nacional y éste decide darse a la fuga. Cuando la policía autónoma vasca (representada por cuatro chicas) interviene, los manifestantes forcejean con ellas para acabar cantando, a ritmo de cuplé, "ertzaina, disuélveme tú".

Si no fuera porque la utilización del sonido grabado desmerece las aspiraciones del espectáculo que pretende ser una comedia-revista, se podría decir que el objetivo de la obra está cumplido. De momento, éste es el único espectáculo musical que ha ofrecido la cartelera teatral vasca, y como dice la canción que ha dado cuerpo a la obra, "si no hay más que una madre, Bilbao solamente hay uno".


"BILBAO, BILBAO"

EL CORREO-CARLOS BACIGALUPE-

Han sido varios los intentos habidos para poner en Bilbao una obra teatral que hable de Bilbao, caricaturizando a sus cosas y gentes. Bastantes años atrás -y según tengo oído por inspiración de Julián del Valle- se llevó adelante un montaje con el Arenal por decoración y sus tipos más singulares como protagonistas. Todavía cuando la censura, Juan Carlos Eguillor trató, sin conseguirlo, de estrenar “Bacalao al pil-pil”, pieza que, me parece, debía haber interpretado Akelarre. Ahora, y en espléndida coincidencia -buscada, desde luego- con las fiestas bilbaínas, “Karraca” nos depara este «Bilbao, Bilbao», un musical “con genuino sabor bilbaíno”, como dice el pay-pay programa.

Por encima de cualquier otro análisis, quiero decir que “Bilbao, Bilbao” es un divertimiento festero, de sana complicidad escenario-público, que rebasa cualquier otra consideración teatral. Los bilbaínos acuden sabiendo que se van a poner en solfa sus vicios y costumbres. Afortunadamente “Karraca” reparte leña por igual a unos y otros. Pero lo hace fabricando carcajadas, que es lo bueno. Caricatura de revista, “Bilbao, Bilbao” aporta la originalidad de incluir como vedette a Otxoa, artista absolutamente fuera de cualquier catalogación apriorística. Divertidos y de casa, el espectáculo discurre continuamente entre el alboroto de risas, sonrisas y carcajadas.

En su extensión, “Bilbao, Bilbao” acusa momentos de desigualdad. Unos pasajes son claramente más bajos que otros. Pero de la misma forma, añade instantes afortunadísimos de estupendo valor crítico. (Hablo, por ejemplo, del pasodoble a la Ertzantza, perfecto en letra, música y ambientación, o del Sindicato de Parados que se montan unos descontentos con la situación, que se cierra con un carcajeante homenaje a «Casablanca», de Borgart.) Sabía­mos de antemano que el público estaba dispuesto a recibir unos materiales como estos, de ahí que la complicidad referida parezca lógica. En su trabajo, los de «Karraca» han dejado a cada actor un amplio margen de intervención personal y artística, para que cada uno -siempre en el marco de una disciplina siquiera primaria- desarrolle su labor a gusto. Y ello sucede especialmente con Otxoa, cuyas apariciones, en bloque aparte, nos remiten a sus galas de cualquier sala de fiestas con el «Libérame». «Todas al fútbol», etcétera. Claro que, si lo que se parodia es una revista, de esta manera debía comportarse.

«Bilbao, Bilbao» tiene una limitación de nacimiento: su localismo evidente. Fuera del bocho, las claves para bus­car la risa se desconocerían. Aquí la risa tiene su origen y sus fronteras geográfico-urbanas. Es pena que por moti­vos económicos el espectáculo no haya dispuesto de mayor ambientación tanto en luces como en decorados, pero se agradece el esfuerzo de todos, sus ganas de ofertar dos horas de divertida satisfacción. No es «Ubú emperatriz», de acuerdo. ¿Alguien dijo alguna vez que tenía que serlo? Dejemos a «Bilbao, Bilbao» como un sano relajo en la Aste Nagusia, con un humor a caballo entre la pasarela de la vedette y el kalimotxo de la txozna.